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Wednesday, July 05, 2006

Cuentos Chinos...

Una leyenda urbana sobre una mujer secuestrada en un bazar oriental genera preocupación social en Mieres.
Por mucho que ahora se les denomine leyendas urbanas, siempre fueron cuentos chinos. Uno de ellos, y protagonizado precisamente por chinos, circula por Mieres desde hace varias semanas, coincidiendo, oh causalidad, con la apertura de varios bazares orientales en la ciudad. La trama es disparatada, aunque hay quien hasta asegura que la noticia ya ha aparecido en la televisión, en la radio y en los periódicos, o que la Policía Nacional mantiene abierta una macroinvestigación para aclarar los hechos. Además, como todo rumor o cotilleo que se precie, dispone ya de varias versiones.
Todo el mundo lo ha escuchado y algunos hasta se lo han creído. Se comenta en la tienda, en la panadería, en el chigre y en las bancadas de jubilados del parque Jovellanos. El chisme cuenta la supuestamente verídica historia -«que sí, que sí que ye verdá»- de un matrimonio al que un paseo por las calles de Mieres se le convierte en una pesadilla digna de una película de serie B protagonizada por el inolvidable Bruce Lee. El caso es que la señora decide hacer unas compras en el bazar oriental que regentan un inmigrante de nacionalidad china -al que llamaremos señor Wong- y su abundante familia. Pasa el tiempo y como no sale del local, el extrañado marido decide entrar para averiguar qué sucede. Es entonces cuando, tras una discusión con Wong y con parte de esa extensa prole, descubre que la parienta permanece secuestrada en el sótano, atada, amordazada y quién sabe si destinada a surtir un menú del día en el restaurante del primo del señor Wong.
En una de las variedades del cuento que más éxito está teniendo en las tertulias mierenses, la mujer es sorprendida por Wong «distrayendo» algunos objetos en el bolso, motivo por el que es conducida a esos bajos en los que todo el mundo se imagina a un auténtico ejército de chinos cosiendo pantalones, donde queda atada y amordazada a la espera de que lleguen los agentes del orden. Es más, parece ser que en los últimos días, y dado que la Policía Nacional no habría podido cerrar la investigación, el chisme ha saltado las barreras geográficas del concejo. Una nueva variante asegura que el probo señor Wong no es más que un honrado comerciante y que, en realidad, los malvados secuestradores son «los chinos de Moreda» de Aller.
Las leyendas urbanas y los cuentos chinos de chinos son muchos y variados. Uno de ellos, mucho menos espectacular pero no por ello menos extendido, se basa en que los bazares orientales están exentos de pagar impuestos. Se trataría de una estratagema por la que nuestro señor Wong iría cambiando de forma periódica la titularidad del negocio entre sus parientes con el objetivo de beneficiarse de una cláusula de ayuda a la implantación comercial incluida en los acuerdos entre España y China. Fuentes de la Delegación de Hacienda en Mieres niegan de forma tajante que el señor Wong disfrute de tal paraíso fiscal. Las primeras leyendas urbanas sobre chinos que asomaron por las Cuencas y por Asturias en general -excepción hecha de la creencia popular de que no se mueren nunca- coincidieron con el boom de la comida oriental. Las elucubraciones sobre el contenido de los menús no tenían desperdicio. Perros, gatos y hasta familiares directos de los cocineros preparados de mil y una maneras en unos comedores que, según la gracia del momento, se dividían en dos clases: a los que no iba nadie y a los que sólo iban chinos.
Ahora que el bazar oriental ocupa el lugar que hasta hace bien poco ocupó la tienda de ultramarinos o el chigre de toda la vida el cuento chino cambia para adaptarse a los tiempos. Esas tiendas de nombres imposibles, regentadas por personas de ojos rasgados y con maratonianos horarios de apertura, centran una nueva leyenda urbana que en Mieres está teniendo una extraordinaria difusión. Fuentes policiales achacan esta situación a difamaciones de tintes racistas.

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